lunes, 12 de marzo de 2012

Lección número 8: Cuando no todo está escrito en los libros



Cuando les nepalíes me preguntan por mi nombre me gusta contestarles “Krishna” que es más fácil de retener que Cristina. Krishna es, junto a Vishnu y Brahma, una de las tres deidades máximas del hinduismo. En mis primeros viajes a Asia (Vietnam e India) quise inmiscuirme en las complejidades y profundidades del hinduismo y budismo. Me sentí tan fuertemente atraída que me compré libros, me aprendí nombres y formas de deidades, sus vehículos, sus avatares, y sus historias. En Nepal, donde estas dos tradiciones religiosas conviven en perfecta armonía, identificarlas y separarlas se ha convertido en una difícil tarea. Prefiero dejarme llevar ahora en el aprendizaje lento del día a día, conversando con los locales, descubriendo tradiciones y haciéndome partícipe de sus costumbres. Descubro así que los nepalíes reciben el nombre de una estrella al nacer, que en el hinduismo Buda es la novena rencarnación del dios Vishnu, que las mujeres tienen que cumplir ciertas restricciones durante su periodo menstrual, o que el rojo escarlata de la bandera de Nepal es también el color auspicioso para las mujeres. Y es que no sólo prestando atención a la forma, sino también al fondo, descubro los matices de esta rica cultura, de su economía, de su geografía, de su demografía, o de su historia.  




Estos días el gobierno ha dado instrucciones de ampliar las calles de Kathmandú, tarea necesaria para una capital y que se había hecho esperar durante años pero que supone el paso de bulldozers por las estrechas calles y la consiguiente destrucción de todo aquello que se encuentran en su camino. Los nepalíes se enfrentan a la terrible tarea de decidir qué hacer con los millares de templos y otros lugares sagrados que se escondían tras las fachadas y muros. Yo aprovecho, pues descubro así, de camino al trabajo, templos y deidades nuevos, y observo a las mujeres llegar con cautela con platos llenos de incienso, velas, pétalos de flores y otros elementos para sus rituales religiosos.



Si hay un sitio que no me canso de visitar es Pashupatinath, el templo hinduista más importante de Nepal situado a los pies del río Bagmati que congrega a sadhus o babas y devotos de Shiva, el señor de las bestias. Pashupatinath es además un lugar sagrado para los nepaleses como Benarés (Varanasi)  y el río Ganges lo son en India, donde se realizan las cremaciones. Hoy día sólo los más pudientes tienen el privilegio de ser incinerados en estos gaths en la rivera del río. Los cuerpos envueltos en sudarios, son quemados en piras funerarias, liberándose así del círculo de las rencarnaciones.

Cremaciones en Pashupatinath, Nepal 2011
Mediante este solemne ritual, los cinco elementos del cuerpo del fallecido (agua, fuego, aire, tierra y éter) son devueltos al cosmos. Impresiona el olor que se respira, pero más aún ver los niños que se bañan en las turbias aguas del mismo río donde caen las cenizas, y donde otros recogen los objetos de plata y oro que acompañaban al difunto. Durante el periodo menstrual, la tradición no permite a las mujeres asistir a esta ceremonia. A pocos metros de las piras funerarias, un centro de cuidados acoge a más de 200 ancianos que esperan en situaciones precarias a que llegue su momento. Estas nociones sobre la vida y la muerte rompen esquemas de mi mente tan occidentalizada acostumbrada a los tradicionales entierros cristianos y sistemas de seguridad social.


Centro de cuidados de ancianos de Madre Teresa de Calcuta, Pashupatinath, Nepal, 2011


A lo largo del año se celebran en Pashupatinath numerosos festivales, ya sea dedicado a Lord Shiva, o a su consorte Parvati. Hace unas semanas pudimos asistir a la celebración del Maha Shivaratri, el gran día de Shiva. Centenares de sadhus, santones y ascetas que han  dedicado su vida a la iluminación, venidos de toda india y Nepal, se mezclan con miles de devotos que hacen largas colas para dejar sus ofrendas en el templo. Entre humaredas, se encuentran estos holy men que venden todo tipo de cachivaches para fumar cannabis, alimento preferido de Shiva. Entre ellos se encuentra el famoso “standing baba”, conocido por permanecer alzado permanentemente sin poder sentarse ni recostarse como voto de castigo autoimpuesto para facilitar el alcance a la iluminación espiritual. Los periódicos anunciaban una reducción considerable de sadhus este año, por la falta de hospitalidad que reciben. Sólo 2000 babas han venido este año a venerar al gran Señor Shiva. Algunos de ellos, los llamados “photo me”, viven sin embargo en los templos de Pashupatinath durante todo el año, y ya conocen el negocio que despiertan entre los turistas. Mi padre fue víctima de uno de ellos que lo persiguió por todo el recinto pidiéndole dinero por unas fotos que le había hecho a discreción.

Sadhus, Shivaratri, Febrero 2012
                   

Shivaratri, Febrero 2012


Standing Baba, Shivaratri, Febrero 2012

Shivaratri, Febrero 2012

Otro festival celebrado en este templo hindú es el Teej, consagrado a la reunión de la diosa Parvati con el Señor Shiva. A pesar de ser un festival donde las mujeres son las únicas protagonistas, está marcado por el simbolismo masculino que impregna la tradición y la cultura nepalí. En este alegre festejo se desempolvan los saris rojos utilizados para el matrimonio, se pintan las manos con henna y las mujeres se purifican en el río Batmati mientras piden un venturoso futuro para sus maridos. Las que no están casadas aún piden por una dichosa vida conyugal. Llegadas en ayunas, muchas de ellas sufren las consecuencias de las largas esperas de cola, del calor monzónico y de estómagos vacíos. En este sistema, donde la mujer pasa a formar parte de la familia del esposo una vez casada, esta celebración es toda una ocasión para rencontrarse con sus familiares féminas y olvidarse por un día de las labores de mujer casada. Los hombres habrán de esperar por una vez en casa.  

Teej, Pashupatinath, Agosto 2011

Teej, Pashupatinath, Agosto 2011

Vestidas nosotras también de rojo, nos hicimos cómplices de ellas bailando cual esposa nepalíCon Sarima en Pashupatinath, Teej, Agosto 2011